Martinitos

También hace algunos años ellos estuvieron por aquí, pero ya no se sabe.

Eran nuestros peculiares duendes domésticos, los culpables de ruidos insoportables que no dejaban dormir, de objetos perdidos o colocados en otro sitio, de esas cosas inexplicables que a veces nos suceden en nuestros hogares.

En los ámbitos rurales, las creencias en duendes han seguido muy vivas hasta la actualidad. Cuando yo era muy joven, escuché de labios de una anciana que su padre conoció a un matrimonio muy viejo que vivía en una choza en las afueras del pueblo y que, cuando alguno de ellos iba al pozo a por agua, se cruzaban, a veces,  en el camino  con los martinitos que allí vivían y que solían saludarlos diciendo: – «A la paz de Dios».

duende manos abiertas

Pocos son los pueblos españoles en donde no exista una casa que se haya creído habitada por duendes. En Dos Hermanas,  los niños que salían de las monjas de Santa Ana en los años treinta se asomaban con gran curiosidad y temor a una casa abandonada en la misma Calle Real en cuyo interior custodiaban los martinitos un enorme rubí.

Muy conocida es también la anécdota que habla de alguna vivienda de donde han tenido que huir todos sus moradores por culpa de ellos. Escuché contar  a un reconocido historiador local el episodio de los martinitos de la calle Francesa que tenían aburridos a los habitantes de la casa en la que moraban con sus insoportables ruidos, hasta el punto de que estos, al no poder dormir por las noches,  decidieron trasladarse a otra casa. De todos fué conocido que cuando ya estaban subidos en el carro de la mudanza con todos sus enseres, una vocecita del fondo de un baul anunció: _»Vamos,vamos que ya estamos todos-«, así de traviesos y bromistas son los martinitos.

Las ánimas benditas

En tiempos no tan lejanos  el recuerdo de los que morían permanecía muy visible entre los que aquí en nuestro pueblo quedaban, estaba presente en la vida cotidiana con recordatorios como el luto, las parpadeantes lámparillas de aceite encendidas, el silencio de la radio cubierta con un paño,  los lazos oscuros en los marcos de los retratos y el toque de ánimas en las campanas al anochecer invitando a rezar por las ánimas del Purgatorio, cinco campanadas graves, una pausa y tres clamores que se repetían unos minutos en el lenguaje de las campanas que todos entendían.

  Mujer-durmiendoSegún la tradición católica, el alma humana que no asciende al cielo al morir por no  haber penado sus culpas, pasa al Purgatorio,  una especie de lugar intermedio,  en donde permanece purificándose hasta merecer la Gloria.

Contaban nuestras abuelas que si decías una oración a las ánimas del purgatorio antes de dormirte y les pedías que te despertasen a una hora determinada, te levantabas a la hora solicitada como si un despertador invisible hubiese sonado, pero cuidado con no olvidar la oración porque si te dormías sin rezar, las ánimas acudían a tirarte de los pies.

Actualmente existe todavía en nuestra ciudad «La Antigua y Fervorosa Hermandad y Cofradía del Santísimo Sacramento, Divina Pastora de las Almas Benditas del Purgatorio» y el culto a las ánimas benditas sigue siendo popular.

Bandolero

bandolero sentado

Apenas contaba veinticuatro años cuando Diego Corrientes Mateo, el bandolero que según la leyenda robaba a los ricos para ayudar a los pobres, fue llevado a la horca un Viernes Santo del año  1781 en la sevillana Plaza de San Francisco, lugar  en donde habitualmente se realizaban los ajusticiamientos.

Diego Corrientes comicBien por su muerte prematura, por los vientos del Romanticismo de la época que idealizaron la figura del bandolero, por ser un personaje del pueblo, nacido de jornalero,  o tal vez porque hubiese algo de cierto en sus hazañas, la figura de Diego Corrientes se convirtió en leyenda y dio pie a narraciones que se iban transmitiendo de unos a otros, despertando el personaje las simpatías y admiración de muchos y dando pie a romances, literatura de cordel, poemas, y con el tiempo tiras de tebeos y hasta una película de cine en 1959, casi doscientos años después de su muerte.

Más allá de la leyenda, ¿qué sabemos del bandolero?

bandolero caraContamos por ejemplo con una descripción física: “Tenía dos varas de cuerpo, blanco, rubio, ojos pardos, grandes patillas de pelo, algo picado de viruelas y una señal de corte en el lado derecho de la nariz”, esta descripción se conserva en el expediente de prisión del bandolero, redactado por Bruna, su máximo perseguidor y causante de su captura y personaje que indirectamente lo vincula con Dos Hermanas, ya que algunas de las leyendas que envuelven a estos personajes acontecieron aquí.

Resulta casi imposible describir al personaje sin recurrir a la literatura de la época, así el padre Luis de Coloma, en su obra “Recuerdos de Fernán Caballero”, describe a Diego Corrientes como “un hombre en la plenitud de su vida, de hermosas facciones y cuerpo robusto; dotado de esa elegante flexibilidad que tan airosos hacen a los campesinos andaluces”. Con respecto a su vestimenta se reconoce que lucía impecable “uniformidad” de bandolero, ataviado con todos los elementos que caracterizan tan ilícita ocupación y como arma gustaba utilizar de un trabuco corto de ancha boca, conocido como “naranjero”.

Nacido en Utrera (Sevilla) el día 20 de agosto de 1757, comienza sus andanzas en las provincias de Sevilla y Badajoz. Se dedicó preferentemente al robo de caballos y yeguas para, más tarde, venderlos en Portugal.

Cuentan las leyendas que en varias ocasiones se cruzaron los caminos del bandolero y del entonces juez y gobernador de Sevilla, D. Francisco de Bruna y Ahumada, conocido popularmente como “el señor del gran poder” quien poseía para su descanso una finca en Dos Hermanas en los parajes de “La Serrezuela”, el episodio más conocido está también recogido por el padre Coloma y nos narra que el bandolero atracó el carruaje en el que viajaba Bruna y que llegó a colocar su bota en la ventanilla del mismo para que el funcionario se la atase, sometiéndolo a humillación y que de este episodio nació una profunda animadversión que hizo de Bruna el gran enemigo que puso precio a la cabeza del bandolero y lo convirtió en su incansable perseguidor.

Santos Torres  apunta en un detallado artículo que la persecución de Bruna no tenía nada que ver con historias novelescas y que su objetivo al capturar bandidos no iba más allá del cumplimiento de unas frías estadísticas.

bandoleros a caballo

Sea como  fuere, lo cierto es que  en 1780, Carlos III por medio de Francisco de Bruna y Ahumada, ordena la captura, vivo o muerto,  de Diego Corrientes Mateo, ofreciéndose una suma de hasta doscientos mil ducados,  importante cantidad considerando que sobre el bandolero no pesaba ningún crimen de sangre.

Ante el acoso de las autoridades, Diego huye a Portugal en donde es finalmente apresado. Fuertemente custodiado es trasladado a la cárcel de Badajoz para, posteriormente, ingresar en la de Sevilla, donde esperó a ser juzgado el día 25 de marzo de 1781 siendo condenado a “ser arrastrado hasta el patíbulo, ahorcado y descuartizado, exponiéndose sus despojos por los caminos”.

Cuentan  que su cabeza, encerrada en una jaula,  estuvo expuesta en una venta cercana a Utrera en un lugar conocido como  “Las Alcantarillas” y que posteriormente fue enterrada en Sevilla, concretamente en la Iglesia de San Roque.

Para saber más:

El bandido y el magistrado (1776-1781)/ José Santos Torres en Revista de Feria 1985 (Dos Hermanas)

Diego Corrientes en la Serrezuela/ José Mª Alvarez Sarmiento en Revista de Feria 1985 (Dos Hermanas)

http://bandoleroromantico.blogspot.com.es/2010/04/diego-corrientes.html

Dos Hermanas, la leyenda

las dos hermanas de PicassoCuenta la leyenda, que explica el origen del nombre de nuestro pueblo, que dos hermanas procedentes de tierras de León y parientas de Gonzalo Nazareno, adalid de Fernando III, se asentaron en estas tierras y que guiadas por el sonido de una campanilla consiguieron encontrar la imagen de Santa Ana que se encontraba sepultada en una gruta subterránea junto con una cruz y la pequeña campana cuyo sonido las atrajo.

El lugar dió en llamarse el pueblo de las dos hermanas y sus habitantes, nazarenos.