Dulce y dorada cidra

Hace no muchos años, sobre los poyetes de las ventanas de algunas casas de nuestro pueblo podían verse, tras las rejas, las cidras que observaban a los viandantes mientras esperaban su dulce madurar.

La cidra es una variedad de la calabaza empleada en repostería para elaborar lo que hoy conocemos como “cabello de ángel”, aunque en Dos Hermanas siempre se conoció como tal: cidra. cidra

A pesar de que la carne de la cidra es muy jugosa, su rayada piel es muy dura, lo que le permite su perfecta conservación durante mucho tiempo, el suficiente como para poder ser reservada para la preparación de algún postre en una ocasión especial. Los dulces más populares elaborados en Dos Hermanas con este producto eran las empanadillas de cidra.

Actualmente es muy fácil encontrar en los comercios latas de cidra confitada y botes de mermelada, pero antes el proceso era artesanal y laborioso y se llevaba  a cabo en las casas.

La receta es la que sigue:

Ingredientes:

          1 cidra bien madura

          Azúcar según el peso

          La  cáscara de un limón

          Canela en rama

 

Preparación:

 

  • Cortar la cidra a trozos  y ponerlos a hervir con agua durante una hora.
  • Escurrir las piezas y dejarlas enfriar. El caldo resultante, lo colaremos y reservaremos.
  • Una vez fríos los trozos de cidra,  procederemos a quitarle las pepitas separándolas bien de la pulpa.
  • La pulpa se refresca bajo el grifo apretándola bien para que se separen las hebras.
  • Se prepara un almíbar con el caldo que reservamos añadiéndole la misma cantidad de azúcar que lo que pese la pulpa ya cocida y lo aromatizamos con la canela y la cáscara del limón.
  •  Añadimos al almíbar la pulpa cocida y lo dejamos cocer hasta que espese.

cidra confitada

ADVERTENCIA: La piel de la cidra es muy dura, la técnica  para desprenderla de la pulpa es golpeando con fuerza por toda la superficie. Luego con un golpe seco o con la ayuda de un cuchillo, se parte la corteza y la pulpa se desprende limpiamente. Pero si no sale, se puede dar un golpe fuerte contra el suelo, hervir los trozos con la piel y una vez hervidos desprender piel y semillas de la carne.

Llegan los franceses

Para acercarnos a la vida nazarena de inicios del XIX no hay mejor libro que “La villa en armas. Dos Hermanas durante la guerra de la Independencia (1808-1814)” de Jesús Barbero.

  El autor nos describe tan detalladamente los oficios, usos y costumbres, tradiciones, festejos, disputas, religión, historias y política que parece haberse paseado por las calles de aquella villa que entonces contaba con 2482 habitantes.

miniaturas franceses

En las páginas 64 y 65 de este libro, el autor, basándose en la literatura de Fernán Caballero que hablaba de “la marcha devastadora” del ejército francés desde Sevilla hacia Cádiz sobre un pueblo desarmado y cogido por sorpresa, nos narra la entrada de los  franceses en Dos Hermanas:

 “Es fácil imaginar el revuelo que se formó entre los vecinos de la villa ante la irrupción francesa. Algunos los que verdaderamente podían- entre ellos los que trabajaban en las haciendas del término – abandonaron la población con el fin de librarse de la amenaza francesa….Pero la mayoría permaneció temerosa  a la espera de acontecimientos, escondiendo sus escasas pertenencias, refugiándose en los soberaos, y acudiendo desesperados ante la imagen de la Patrona Santa Ana en busca de ayuda y protección.

La ocupación de Dos Hermanas no se hizo de manera pacífica, como ocurrió con Sevilla, de hecho tras la entrada de las tropas francesas muchos soldados protagonizaron saqueos y rapiñas. Tales desmadres dieron lugar a serios choques  con los vecinos del lugar”.

 Bibliografía: «La villa en armas. Dos Hermanas durante la guerra de la Independencia (1808-1814)” de Jesús Barbero. Dos Hermanas, 2012

Pocasangre

 

Quintos b y n

En la hermosa y más antigua hacienda de Dos Hermanas: Quintos,  hubo tres heredades: la de la Santa Iglesia Catedral (llamada la hacienda chica de Quintos), la del Duque de Alcalá , denominada hacienda grande de Quintos y por último la del convento de San Clemente, conocida también por “la hacienda de las Monjas”.

Nuestro personaje, Alemán Pocasangre fue uno de los propietarios de la Hacienda grande allá por el 1480,  antes de que pasase a ser propiedad del Duque de Alcalá, “los heredamientos de Quintos procedían de bienes de conversos condenados por la Inquisición y cuyos bienes fueron incautados. Son las heredades de Alemán Pocasangre, Luís Abenjumi, Pedro Fernández Cansino y la recaudadora Ysabel González…La heredad de Aleman Pocasangre estaba compuesta por 210 aranzadas de olivar y tenía casas, molino de aceite, una huerta y otras cosas” (las haciendas de olivar de Dos Hermanas/ Mª Cruz Aguilar y otros)

Alemán Pocasangre posee cuanto menos un nombre literario,  era un judío converso  o Cristiano nuevo y su apodo Pocasangre referido a la poca sangre cristiana que corría por sus venas.

Casado con Juana Díaz, compartía el mayordomazgo de la ciudad de Sevilla con Tomás de Jaén en el año 1478.

Pero se avecinaban tiempos oscuros, el 25 de diciembre de 1480, llegan a Sevilla los primeros inquisidores nombrados por los reyes católicos, estableciendo su cuartel general y prisión en el castillo de San Jorge de Triana.

Basándose en denuncias anónimas, procedimiento que favorece las arbitrariedades, los inquisidores inician sus pesquisas entre  la burguesía sevillana, compuesta básicamente por conversos.

 Al ver sus intereses amenazados, se organiza una reunión  secreta de cristianos nuevos en la que se debate sobre la cuestión de la Inquisición, Pocasangre  estuvo en esta reunión a la que asistieron otros ilustres personajes sevillanos de la época como: Diego de Susán, Manuel Sauli y Bartolomé de Torralba, así como  Pedro Fernández Benadeba.

Pero las paredes tienen oídos y las calles ojos y la conjura es denunciada a la Inquisición, supuestamente por   la hija de Diego de Susán, Susana, conocida por la fermosa hembra, quien denuncia la conjura al temer por la suerte de su amante, un cristiano viejo.

Todos los implicados, incluido el padre de “La Susona”, fueron apresados y ajusticiados, sus bienes quedaron expropiados. En febrero de 1481 empezaron las ejecuciones en el quemadero de Tablada.

susanaAl ver el resultado de su traición, Susana se retira a un convento. Cuando muere, pide que su cráneo sea colocado sobre la puerta de su casa para ejemplo de otros. Y allí permaneció por mucho tiempo hasta que en su lugar colocaron un azulejo que actualmente puede verse en la calle de la Susona en el barrio de Santa Cruz.

PARA SABER MÁS:

Las haciendas de Olivar de Dos Hermanas/Mª Cruz Aguilar y otros.

http://www.sefardies.es

http://embrujitodechocolateblanco.blogspot.com.es/2013/03/historias-desevilla.html